Es una rotura espontánea de la vértebra en ocasiones causada por un traumatismo leve en pacientes con debilidad ósea, producida por osteoporosis. La osteoporosis ocasiona una mayor fragilidad en los huesos secundaria a una menor densidad ósea consecuencia de una disminución en la cantidad de sales de calcio depositadas en su estructura.
Cuando se sospecha la existencia de osteoporosis (generalmente a raíz de una fractura con traumatismo leve), se puede confirmar su existencia mediante una prueba que se denomina densitometría ósea. Una vez confirmada la osteoporosis se debe realizar un estudio para descartar que se trate de una osteoporosis secundaria a otra enfermedad, y se debe instaurar el tratamiento correcto para tratar de frenar la progresión de la pérdida de densidad ósea.
Las fracturas osteoporóticas son por lo general muy dolorosas, provocando un dolor agudo intenso y mantenido en la zona adyacente a la fractura (generalmente en el área dorsal o lumbar). Además, ocurre un hundimiento de la vértebra (acuñamiento), que a la larga, y especialmente si se asocia con otras fracturas, termina provocando una mayor curvatura y deformidad de la columna.
El tratamiento de las fracturas vertebrales puede ser conservador (reposo, analgésicos y corsés ortopédicos) o quirúrgico.
Existen tratamientos percutáneos y mínimamente invasivos como son la vertebroplastia y la cifoplastia, que tratan de reforzar los cuerpos vertebrales rotos, mediante la inyección de cemento dentro de la vértebra y eliminar o disminuir el dolor, hasta en un 75% de los casos, en las primeras 24 horas.
El tratamiento quirúrgico mediante artrodesis vertebral y descompresión del canal se suele indicar en pacientes con fracturas que compriman la médula espinal o amenacen con hacerlo, o para fracturas que determinen deformidades severas de la columna.
Tratamientos:
Cifoplastia lumbar y dorsal percutánea
Artrodesis transpedicular percutánea con barra rígida e injerto posterolateral